Esta es la fuente de energía renovable más antigua conocida por el ser humano, pues ha sido usada desde que nuestros ancestros descubrieron el secreto del fuego.
Desde la prehistoria, la forma más común de utilizar la energía de la biomasa ha sido por medio de la combustión directa, quemándola en hogueras a cielo abierto, en hornos y cocinas artesanales e, incluso, en calderas, convirtiéndola en calor para suplir las necesidades de calefacción, cocción de alimentos, producción de vapor y generación de electricidad.
Los avances tecnológicos han permitido el desarrollo de procesos más eficientes y limpios para la conversión de biomasa en energía.
Instalamos calderas de biomasa de uso doméstico e industrial para quemar hueso de aceituna, cáscara de almendra, pellet, leña, etc. y otros combustibles sólidos, que producirán calefacción y agua caliente.